Osteomielitis
Etiología
- Las vías de entrada clásicas de los patógenos en las osteomielitis son la diseminación hematógena o la inocu-lación directa, casi siempre a consecuencia de un traumatismo.
- Las osteomielitis hematógenas, que se originan por colonización de las bacterias a través de las arteriolas de los extremos metafisarios, son más frecuentes en los niños.
- Los gérmenes involucrados no son solamente bacterias, sino también hongos y levaduras, aunque la mayoría de las osteomielitis están causadas por Staphylococcus, Streptococcus, Enterococcus y Pseudomonas.
Tipos de osteomielitis
- Osteomielitis agudas: se caracterizan por su presentación aguda, que rápidamente evoluciona a infección purulenta y representan el primer episodio de infección en el hueso. Las osteomielitis agudas pueden devenir en crónicas.
- Osteomielitis crónicas: pueden estar presentes durante muchos años y pueden pasar del estado latente al activo sin que haya un antecedente evidente o como resultado de cambios locales o sistémicos en el receptor.
Evaluación
Evaluación clínica
- Forma de presentación: la forma de presentación clásica de la osteomielitis es un trayecto fistuloso con formación de un absceso. Con frecuencia los trayectos fistulosos son multifocales.
- En la osteomielitis aguda secundaria a un traumatismo, la manifestación clínica es un hueso descubierto o un tejido circundante de aspecto turbio que no cicatriza.
- Las infecciones insidiosas pueden aparecer solamente en forma de aumento de volumen e induración crónicas, ocasionalmente acompañadas por accesos recidivantes de celulitis.
Estudios por imágenes
- Hay que hacer un estudio radiológico completo de la zona afectada.
- La osteomielitis aguda aparece en las radiografías en forma de zonas de osteolisis, y crónicamente como áreas de hueso esclerótico denso por la índole avascular y necrótica del hueso osteomielítico.
- Se denomina secuestro a un segmento libre de hueso necrótico infectado y avascular que queda en la zona y se aprecia en las radiografías con mayor radiodensidad. A veces queda envuelto o aislado por tejido óseo sano; en este caso se denomina involucro.
Estudios de laboratorio
- Los datos hematológicos pueden ser útiles en el proceso diagnóstico de la osteomielitis. En las osteomielitis crónicas, sin embargo, no es infrecuente que los resultados de todos los parámetros sean normales.
- Los estudios a practicar son hemograma con recuento diferencial leucocitario, VSG y PCR.
- En las osteomielitis puede haber leucocitosis con desviación izquierda y trombocitosis, así como aumentos de la VSG y de la PCR.
- En las osteomielitis crónicas, generalmente el recuento leucocitario y las plaquetas son normales. Frecuente-mente también lo es la VHS e incluso, en ocasiones, la PCR.
- Las intervenciones quirúrgicas y los traumatismos pueden ser causa de elevaciones de las plaquetas, de la VSG y de la PCR. Las plaquetas se normalizan una vez se estabilizan las cifras de hemoglobina. La PCR se normaliza a las 2-4 semanas y la VGS a las 4-8 semanas.
Cultivo y Bacteriología
- El diagnóstico de osteomielitis depende de que se obtengan muestras adecuadas para el cultivo.
- Deben seleccionarse las zonas donde obtener las muestras de tejido que sirvan para alcanzar el diagnóstico correcto. Si hay un absceso, pueden extraerse mediante aspiración con aguja.
- Es importante seleccionar los medios de cultivo adecuado para bacterias y hongos.
- Es frecuente que no crezca ningún germen en las osteomielitis crónicas. Ello no significa que no haya infección, sino que el microorganismo causal no se ha podido identificar en el cultivo.
- En la mayoría de los casos se debe a que estos pacientes ya han recibido múltiples tratamientos con antibióticos, lo que dificulta el crecimiento de microorganismos en los cultivos.
- La aplicación de la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) ha despertado mucho interés para detectar la presencia de ADN microbiano y descubrir el causante de la infección. La PCR sin duda será la técnica diagnóstica básica en el futuro.
Clasificación
- La clasificación clínica evolutiva de las osteomielitis más aceptada es la de Cierny-Mader.
- Esta clasificación se basa en la anatomía de la compromiso óseo, para después subclasificar la enfermedad según el estado fisiológico del paciente.
- Este método de estratificación ayuda a definir las lesiones y la capacidad del paciente de superarla.
- Se ha demostrado buena correlación entre el pronóstico y la subclasificación fisiológica.
Lo que no hay que olvidar, sea cual sea la actividad física a realizar, es preparar el cuerpo antes y adaptarlo después de la actividad física. Se debe comenzar la actividad con calentamiento y elongación de los principales grupos musculares (cadera y piernas) e incluso de todos aquellos que no se utilicen directamente como son la región lumbar, brazos, cuello, etc. Una buena forma de terminar la actividad es caminando o trotando a muy baja intensidad durante 5 a 10 minutos.
Respecto de la hora para realizar actividad física, es mejor muy temprano en la mañana o en la tarde cuando se esconde el sol, no sólo por los riesgos asociados a la piel, sino porque en verano puede haber más deshidratación y el músculo deshidratado se desgarra más fácilmente.
A continuación te entregamos algunos cuidados cuando realices actividad física en días de mucho calor:
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No comer tres horas antes de iniciar la actividad ni tomar bebidas alcohólicas. Éstas últimas estimulan la diuresis y aumentan el riesgo de deshidratación.
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Tomar agua antes de que la sed aparezca. Esto significa hidratarse durante y después de hacer gimnasia. Lo ideal es un cuarto de litro o un vaso de agua cada 15 o 20 minutos.
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Cada persona puede alcanzar determinada frecuencia cardíaca de acuerdo con su edad y condición física. Por eso es importante realizar controles médicos y entrenar bajo supervisión.
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Cuando sientes que el ejercicio es algo intenso, quiere decir que llegaste al límite aeróbico habitual.
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Si eres fumador, evita hacerlo desde dos horas antes hasta una hora después de practicar un deporte.
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Actividad física progresiva. El deporte que se realiza en verano debe programarse de forma escalonada y progresiva. Hay que evitar hacer en pocos días lo que no se ha hecho en todo el año. El sobreesfuerzo sin preparación física genera lesiones por sobrecarga muscular y articular.
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Dedicar unos 15 minutos al calentamiento de nuestro sistema osteomuscular, antes de comenzar la actividad física, nos permitirá que nuestros músculos, ligamentos y articulaciones estén preparados para el esfuerzo de la práctica deportiva.
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Finalizar progresivamente la actividad física y elongar. Permite una redistribución de la sangre en el cuerpo y una relajación de las fibras musculares sometidas a una tensión y contracción intensa durante la práctica deportiva. Si se realizan elongaciones correctas se reducirá el cansancio muscular y la contractura muscular, favoreciendo la movilidad articular y la resistencia muscular.
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Muchas de las lesiones se producen por falta de material deportivo adecuado, es imprescindible usar zapatillas específicas a cada actividad deportiva a realizar. No es lo mismo unas botas para hacer senderismo que unas zapatillas para hacer “running”. El calzado inadecuado genera múltiples lesiones en miembros inferiores (caderas, rodillas, tobillos y pies). La ropa adecuada nos hará más confortable nuestra actividad, facilitará una transpiración correcta y evitará lesiones y erosiones en la piel.
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Cada deporte (ciclismo, rollers, patín) es subsidiario de medidas de protección adecuadas y deben ser obligatorias para el deportista como cascos, guantes, coderas, rodilleras, canilleras. Su utilización en caso de caídas minimizará las lesiones. La protección solar es fundamental para evitar lesiones en la piel si se van hacer actividades con exposición solar.
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Hidratación. En nuestro entorno las temperaturas son muy elevadas. El calor y el esfuerzo provoca transpiración intensa, con pérdida de agua y electrolitos, que hay que ir reponiendo de forma continua.
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Evitar los deporte en horas extremas de calor. Evitaremos deshidrataciones severas y cuadros sincopales o golpes de calor que pueden tener consecuencias graves.
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La crioterapia o utilización de frío en las articulaciones tiene efectos beneficiosos en nuestras articulaciones y músculos por su efecto vasoconstrictor, analgésico y antiinflamatorio.
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La actividad física o deportiva después de un periodo de inactividad requiere una práctica moderada y progresiva, incrementando las exigencias en función de la progresión del deportista. Los periodos de descanso son imprescindibles. Si realizarán deportes de alta demanda o esfuerzo es imprescindible realizar controles médicos con pruebas de esfuerzos antes de iniciar cualquier programa deportivo estival.